Presionado por el sonido de las sirenas, el repartidor cierra las puertas traseras de su furgón y se apresura a volver a los mandos para emprender la marcha. Los avisos por el casco antiguo de la ciudad presentan varios inconvenientes, como los angostos callejones; dificultan las maniobras rápidas y en ocasiones se bloquean durante unos instantes.
Un giro a la derecha y hemos llegado: parto en curso, nos transmitió la central. En estos avisos frecuentemente la embarazada se encuentra a término con contracciones muy espaciadas, por lo que basta con valorarla y decidir el vehículo más adecuado para el traslado al hospital. Menos frecuente, aunque posible a partir del tercer embarazo, es llegar y encontrarnos con un recién nacido en sentido literal. Y lo excepcional es una situación como la siguiente. Sigue leyendo