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accidente, decisiones, enfermero, equipo, ictus, noche, responsable, UVI móvil
¿Te parece bien que conduzca yo? Parece que, pese a ser enfermero desde hace ya un tiempo, no ha perdido la afición por el volante, que ahora disfruta como voluntario. Perfecto -respondo, para inmediatamente dirigirme a nuestra compañera, también enfermera- entonces quedamos tú y yo en la perrera. ¿Vas de responsable? Prefiero que vayas tú -responde ella, mientras se afana en rellenar los papeleos de comienzo del servicio- al fin y al cabo tienes más experiencia. Aunque de voluntarios todos trabajamos como técnicos no puedo evitar cierta sorpresa al coordinar un equipo de dos diplomados sanitarios. Las decisiones se toman de forma colaborativa, pero siempre conviene que alguien tenga la última palabra, con objeto de evitar pérdidas de tiempo y vaivenes en el rumbo de la intervención. La «perrera», por cierto, es el nombre cariñoso de la cabina asistencial, donde los técnicos que no conducen viajan mientras atienden al paciente.
¿Balón reanimador adulto? Está. ¿Pediátrico? Está. ¿Colchón de vacío? Está. ¿Dónde cogemos la cena? pregunta mi compañera, levantando la mirada de la carpeta de revisiones. BASE 23 DE CENTRAL. Habrá que decidirlo luego, contesto innecesariamente, pues todos hemos oído el bramido de la llamada a través de la megafonía. La experiencia del conductor nos permite alcanzar el destino en escasos minutos, y ya escaleras arriba una mujer reclama nuestra ayuda desde la entrada de su vivienda; lo azorado de su gesto hace presagiar la gravedad de la situación. Sigue leyendo