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Los inviernos son habitualmente tranquilos en la Sierra: las segundas viviendas no están ocupadas y en los pueblos sólo quedan los oriundos, que tienen verdadero aguante y no suelen llamar si no es imprescindible. Siempre es agradable sentarse a la mesa suponiendo que la cena no es interrumpirá.
Tras probar el primer bocado, y como no puede ser de otra forma, un agudo tono de móvil irrumpe en la mesa: mujer, 40 años, inconsciente, va una UVI-móvil también desde lejos. En el coche de la sierra esto es relativamente frecuente: si nos encontramos más cerca que una UVI-móvil de una emergencia (el tipo de aviso más grave de los tres que hay) nos envían a nosotros primero, de forma que podamos realizar una primera evaluación y tratamiento si se confirma la gravedad del caso, y en caso contrario que anulemos dicha UVI, de forma que ésta quede disponible el máximo tiempo posible. Sigue leyendo