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alumno, duelo, enformera, fallecimiento, Heihachi, maestro, policía, subinspector
Alcanzado el mediodía, apenas hemos realizado tres sencillos avisos desde el comienzo de la guardia. La UVI móvil está completamente revisada, su material repuesto, y no hay ninguna avería que Heihachi -el segundo técnico de a bordo- y yo podamos reparar, como es nuestra costumbre. Plenamente consciente de lo sencillo que resulta invocar a los dioses de la emergencia, me sitúo en el centro de la sala de descanso y enuncio en voz alta las palabras mágicas: Qué guardia más tranquila. Maestro separa la vista del diario mientras lanza al aire su queja: joé, casi tenía el sudoku.
De acuerdo a lo previsto, un minuto después el móvil de los avisos reclama nuestra atención timbrando y revolviéndose sobre la mesa del estar, provocando que Enformera me lance una mirada de desaprobación. Una media sonrisa escapa de mis labios al replicar: así Ángela aprovecha la guardia… La joven estudiante de enfermeria tuerce el gesto al verse involucrada, pues pese a que sólo nos conocemos desde hace unas horas, sospecha acertadamente que es el deseo de acción lo que me verdaderamente me mueve. Sigue leyendo