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ansiedad, arma, Carol, cirugía, director, Eva, pareja, Policía Nacional, politrauma
«Tratamiento: no precisa. Acudir a atención primaria si repite el episodio». Al tiempo que el bolígrafo de Eva vuela sobre un informe médico dejando un descriptivo rastro de exploraciones, la sosegada pero firme voz de Carol instruye a la joven paciente sobre cómo plantar cara a la angustia si la atenaza de nuevo. De súbito, un inesperado timbre de teléfono móvil interrumpe ambas tareas; apartando por un segundo la vista de la hoja, la doctora se sonríe al leer «Los Cansinos» en la pantalla que ahora destella, pues ya ha olvidado que alguien en un turno anterior sustituyó el nombre de contacto habitual de la central por otro algo más cómico. Pero por muy cansinos que sean, no es frecuente que nos interrumpan mientras estamos realizando un aviso.
¿Os queda mucho ahí? No, estamos terminando. Tenemos disparos en una vivienda de la Avenida Sur ¿Podéis haceros cargo?. Claro, confirma Eva, al tiempo que arranca la hoja autocopiativa, ya completada, para despedimos con premura de la paciente y de su familia. Mientras emprendemos la ruta por el itinerario óptimo, dibujado segundos antes en la mente de Director -el conductor de esta tarde- contactamos de nuevo con la central. ¿Sabemos algo más? No mucho, hay heridos pero se desconoce el número, también se dirige al lugar un Vehículo de Intervención Rápida. Al ritmo de las sacudidas del viaje, preparo en la cabina asistencial varios sueros intravenosos previamente calentados para ahorrar algo de tiempo: llegar al hospital unos segundos antes puede ser decisivo para un herido por arma de fuego. Sigue leyendo